martes, 4 de marzo de 2008

"También llueve desde abajo"

Hoy María ha recordado a Forrest Gump cuando enumeraba todos los tipos de lluvia, y no me extraña ya que hemos tenido precipitaciones de todos los tipos.

Cuando me he levantado he visto que entraba un haz de luz por la puerta de la cocina, así que, ingenua de mi, me he puesto sólo un jersey gordo con la cazadora de cuero, cuál ha sido mi sorpresa al salir a la calle y encontrarme mi coche de esta guisa:


Así que he vuelto a entrar a ponerme un abrigo, aunque no hacía mucho frío y lucía el sol, así que tampoco he sido demasiado precavida y con las convers me he ido. Según iba por la autopista para recoger a María me he percatado de que todo estaba nevado, parecía una postal navideña con retraso, pero estaba convencida de que al poco rato se derretiría. Pero no ha sido así. En absoluto. Para nada. Llegando a Bruselas ha empezado a chispear un poco. El chirimiri ha tardado poco tiempo en convertirse en nieve y al poco rato estaba granizando. Eran pequeñas bolitas, como los balines de las pistolas de juguete, estábamos atravesando la calle de las Instituciones Europeas y era divertido ver a los señores trajeados resbalando.

Nuestro viaje a Bruselas tenía como objetivo ver un piso para mudarme. Quien busca encuentra, eso sí, no siempre a la primera -como ha sido el caso-. Ha resultado ser un sótano pequeño y obviamente oscuro, podría haber pasado eso por alto si hubiera tenido dos habitaciones. Pues no, resulta que el tío dormía "por ahí" y que además, como es DJ muchas veces trabajaba de noche... No tengo bastante con un vecino cantante folk que me voy a mudar con un DJ, ¿y si me monta una rave en el salón? Al menos he ido la Universidad Libre de Bruselas y he conseguido unas cuantas direcciones de correo electrónico de gente que buscaba compañeros de piso, a ver si sale alguno bien.

Como guinda del día no tengo impresora para hacer el checking online y he llegado tan tarde de Bruselas que el cyber ya estaba cerrado. Dirigiéndome al cerrado cyber me ha caído una tormenta de nieve encima, lo que a estas temperaturas resulta muy agradable. Al final un compañero de piso se va a ir a su oficina ahora a imprimirme la tarjeta de embarque y mañana me llevará al aeropuerto. Gente así hace que me plantee cambiar de piso...

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